En las calles de Centro Habana, llenas de baches pero siempre bulliciosas, hay ancianos enfrascados en maratonianas partidas de dominó, tambores afrocubanos marcando ritmos de rumba y sus dejados edificios aportan enigmáticas pistas sobre sus ilustres vidas anteriores. Junto a este barrio efervescente pero destartalado se sitúa la turística zona del Parque Central, llena de selectos hoteles y excelentes museos.
En Centro Habana todas las calles llevan al bullicioso Parque Central, punto neurálgico para explorar el barrio y auténtica pieza teatral al aire libre, rodeado por algunos de los edificios más importantes de La Habana. Conviene fijarse en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, el Centro Asturiano y el imponente Capitolio Nacional. Hacia el norte, el arbolado sendero del Prado servirá de orientación.
Tras dedicar la primera parte de la tarde al fabuloso Museo Nacional de Bellas Artes, se continúa por el Prado hasta el Malecón, el largo paseo marítimo de la ciudad, que merece una visita en distintos momentos del día. Al sur, y fácilmente accesible, la ruidosa cuadrícula residencial de Centro Habana es ideal para contemplar un fragmento de La Habana más auténtica y provocativa, con todos sus defectos. Tras tomar un café en Café Arcángel , es momento de sumergirse en el Barrio Chino, uno de los más singulares del mundo.
Una cena en el exuberante San Cristóbal y un ron oscuro en Sloppy Joe’s antes de poner rumbo a El Guajirito y pasar una velada nostálgica y sin complejos dedicada al son y a la salsa.