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En lo más alto del hit parade de la protección del medio ambiente, esta bella reserva privada fue creada en 1979 para salvar de la extinción a la pura raza de ganado nguni. Sin embargo, hoy es conocida por sus rinocerontes negros y blancos. El personal se compone exclusivamente de suazis de comunidades vecinas que dirigen una unidad anti-caza furtiva realmente eficaz. Pero hay más: antílopes ruanos y antílopes sables, tsessebes y elefantes deambulan por su territorio. Un observatorio de aves permite además ver de cerca especies raras. Su nombre procede del árbol mkhaya (espina de perilla), abundante aquí. No se puede visitar o alojarse sin reserva previa; aunque se pueden concertar circuitos diurnos, es ideal pernoctar al menos una noche.