Creado en 1934 para proteger el territorio que rodea el río Kagera, este parque protegía casi el 10% del país y era considerado como una de las mejores reservas de fauna de África. Pero debido a la enorme cantidad de refugiados que regresaron a Ruanda a finales de la década de 1990, más de la mitad del parque fue descatalogado y repoblado con nuevas aldeas. El aumento de personas en la zona tuvo un fuerte impacto en lo que hasta entonces era un entorno casi virgen. La presencia humana dio lugar a la caza furtiva y la degradación medioambiental hasta casi diezmar el número de animales de Akagera. Sin embargo, las estrictas leyes de conservación, la reintroducción de leones y rinocerontes negros, la reforma de viejos campamentos y la construcción de otros nuevos, han fomentado su rápida y esperanzadora recuperación. Aunque queda mucho por hacer, la visita a Akagera es un excelente modo de apoyar los esfuerzos de Ruanda para conservar su fabuloso legado natural.