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Un equipo de la revista National Geographic que visitó el joven Parc National Nouabalé-Ndoki a mediados de los años noventa definió este rincón septentrional del Congo como el “último paraíso del mundo”, y acertaron. El parque es tan extraordinario que la Unesco lo declaró Patrimonio Mundial en el 2012 como parte del Parque Trinacional Sangha, mucho mayor (7500 km2), que incluye este parque y los vecinos Dzanga -Ndoki, en la RCA, y Lobéké, en Camerún. Visitar Nouabalé-Ndoki es realmente una experiencia única, pues es un fragmento de África tan auténtico, crudo y salvaje como se pueda desear.