Al norte de Yamaa el Fna se concentra el encanto ancestral de las caravanas de mercaderes de la ciudad. El aroma del comino y de la carne asada se combina en estos callejones, donde los rayos de sol atraviesan los techos de hojas de palmera y los vendedores dan la bienvenida en diez idiomas distintos. Aquí hay que olvidarse del mapa y perderse durante un rato.
El mejor momento para pasear por los zocos centrales es antes de las 11.00, con menos tráfico (rodado y de personas). Se puede hacer una pausa en el Café des Épices y dirigirse al Musée Boucharouite para descubrir una de las artesanías menos conocidas de Marruecos.
A última hora de la tarde es un buen momento para ver dos de los principales puntos de interés de Marrakech. El Musée de Marrakech para contemplar el esplendor con el que vivía la clase dominante y admirar la madraza de Ben Youssef. Más tarde se da un paseo por la Maison de la Photographie, donde se puede ver la ciudad a través de los ojos de los primeros fotógrafos que pasaron por aquí.
Muchos puestos de los zocos permanecen abiertos unas horas al caer la noche, así que es un buen momento para hacer compras evitando las aglomeraciones. Si no, es hora de ir a tomar algo o cenar en una azotea mientras se pone el sol. Es un momento de relax tras un día en la medina.