Chile

Texto por
Autores de Lonely Planet
Flamencos en el lago.
© Philip Lee Harvey/Lonely Planet
Chile, un país de salares, selvas tropicales, volcanes, glaciares y fiordos repartidos a lo largo de 4720 km, respira aires de cambio con la ampliación de parques y un joven y emprendedor presidente. En la capital, Santiago, los chefs exploran el potencial de los ingredientes autóctonos, mientras que los viticultores de valles olvidados descubren métodos más naturales para elaborar sus vinos. La remota Rapa Uni (isla de Pascua) reimagina su relación con el turismo por un futuro más sostenible, al tiempo que la labor de resilvestración en la Patagonia restaura la rica biodiversidad de la región.

¿Qué no te puedes perder?

  • Recorrer el circuito W de Torres del Paine y observar los magníficos paisajes alpinos.

  • Saborear la carmenere, la uva de Chile, en las distintas bodegas del valle de Colchagua.

  • Practicar senderismo en bosques tropicales, subir volcanes y bañarse en los manantiales termales de Pucón.

  • Perderse en los curiosos callejones de Valparaíso, repletos de arte urbano.

 

Fuego y hielo

Punta Arenas, Chile. Kasima L/Shutterstock

Punta Arenas, Chile. © Kasima L/Shutterstock

Chile es una tierra de contrastes salvajes y parece que todo vibra con una energía renovada. En el desierto de Atacama, el lugar no polar más seco del planeta, la ciudad de San Pedro seduce con sus valles de aspecto lunar, sus remotos yacimientos arqueológicos y sus salares blancos. Pero en el 2024 hay razones de peso para visitar otros lugares, como el nuevo museo cerca de Arica, que albergará las momias más antiguas del mundo. En los brumosos fiordos de la Patagonia, Punta Arenas compite con su rival argentina Ushuaia para ser el principal centro logístico de investigación y turismo en la Antártida. Ahora zarpan más barcos que antes desde esta ciudad meridional.

Moai en la Isla de Pascua. © MarcvanKessel.com/Shutterstock

Moái en la Isla de Pascua. © MarcvanKessel.com/Shutterstock

El remoto territorio de Rapa Nui, en el Pacífico, apuesta por un turismo en el que la calidad prima sobre la cantidad, con menos vuelos y tasas de parque más altas para propiciar estancias más largas. Sus habitantes dedicaron los 868 días de confinamiento pandémico a embellecer las calles, retirar 10 toneladas de basura del lecho marino, revivir la lengua polinesia y plantar más de un millar de jardines para que la isla sea más sostenible. 

Los viñedos de Chile central, de aspecto mediterráneo, también han vivido grandes cambios, con pequeños productores en sitios como los valles del Itata y del Maule que se abren al turismo y apuestan por los vinos naturales. 

 

Un futuro más verde

Pumas en el Parque Natural Torres del Paine. Risto Raunio/Shutterstock ©

Pumas en el Parque Nacional Torres del Paine. © Risto Raunio/Shutterstock

En la última década Chile ha creado más parques nacionales que cualquier otro país del planeta. La mayoría de ellos están en la Ruta de los Parques del Sur, donde parajes como el Parque Nacional Patagonia lideran un movimiento de resilvestración cuyas estrellas son el puma, el ñandú y el huemul. Los dos parques más nuevos están en el norte: el Parque Nacional Desierto Florido (protege un tramo de la parte sur del desierto de Atacama que se cubre de flores tras intensas lluvias) y el Parque Nacional Glaciares de Santiago, que abarca los glaciares que hay por encima de la capital.

 

Un soplo de aire fresco en la capital 

Una movilización social contra la desigualdad iniciada en el 2019 se ha traducido en grandes cambios para Chile, muy evidentes en la zona metropolitana de Santiago, donde viven el 40% de los chilenos. Dos años de grandes protestas allanaron el camino para el reformista Gabriel Boric (uno de los líderes mundiales más jóvenes), que supo captar el espíritu combativo del momento por la protección medioambiental, los derechos indígenas y LGTBI y la igualdad de género.

Santiago de Chile a los pies de los Andes. © Jose Luis Stephens/Shutterstock

Santiago de Chile a los pies de los Andes. © Jose Luis Stephens/Shutterstock

Boric desafió las convenciones y se trasladó a un barrio de clase obrera de Santiago, Yungay, cuyos edificios patrimoniales y calles llenas de grafitis están de moda.

De hecho, algunas de las novedades más importantes de la ciudad están en zonas tradicionalmente desfavorecidas, incluidas la Pulpería Santa Elvira, un fabuloso restaurante chileno de alta cocina inspirado en los platos clásicos de la abuela, y la Factoría Franklin, un viejo edificio industrial ahora repleto de galerías de arte, destilerías de ginebra y cervecerías artesanales. Para visitarlas se puede ir en el metro de la ciudad, en constante expansión, o a bordo de la mayor flota de autobuses eléctricos de las Américas. Mientras, los imponentes Andes que se alzan sobre la ciudad son el foco de una nueva campaña para convertir a Santiago en la capital mundial del turismo de montaña en el 2030

 

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