Este circuito montañoso de 650 km en automóvil ofrece unas carreteras de las más bellas de Europa, además de aislados monasterios y grandes oportunidades de caminatas por lugares salvajes. No se puede realizar en invierno, pues la carretera Plužine-Žabljak se cierra por la nieve.

Tras dedicar la mañana a la capital y ciudad más grande del país, Podgorica, se va por Danilovgrad al extraordinario monasterio de Ostrog. Se prosigue por Nikšić donde la carretera atraviesa tierras de labor antes de llegar al monasterio de Piva, con sus espléndidos frescos, y al comienzo del cañón del Piva. A partir de aquí la carretera atraviesa túneles excavados en las paredes del cañón hasta llegar a la frontera bosnia en Šćepan Polje, la principal base de rafting. Se duerme en alguno de los campamentos de rafting.

Tras empezar la segunda mañana haciendo un rafting de medio día por el Tara, se retoma el automóvil y se retrocede por el cañón hasta Plužine. Ahí se toma la carretera panorámica que va por el Parque Nacional Durmitor hasta Žabljak. Se dedica el resto de ese día y el siguiente a recorrer las sendas del parque.

El cuarto día se conduce hacia el este hasta el puente del Tara y luego hacia el norte hasta Pljevlja para ver la mezquita más bella del país. Se retrocede hasta el puente del Tara y se toma hacia el sureste la carretera que bordea el río. Una buena parada técnica para este tramo es Eko-Oaza Suza Evrope; desde aquí se puede ir a pie hasta el apartado monasterio de Dobrilovina y a una poza donde bañarse en el río.

Se continúa hasta Mojkovac y se va hacia el norte rodeando el macizo de Bjelasica y bajando por Berane hasta Plav. Se toma un alojamiento cercano para un día de excursionismo por el Parque Nacional Prokletije; no hay que perderse la localidad otomana de Gusinje. A la mañana siguiente se recorre la impresionante carretera secundaria que va por Andrijevica a Kolašin, la mejor localidad vacacional de montaña del país, y se pasa el resto del día caminando por las sendas del Parque Nacional Biogradska.

La carretera de regreso a Podgorica sigue el cañón del Morača; al inicio de la garganta hay que entrar en el apacible monasterio de Morača a admirar los exquisitos frescos e iconos. Y quizá a rezar para que no nos pase nada en la pintoresca pero peligrosa carretera que nos aguarda.