Esta ruta ofrece ruinas grecorromanas, un palacio Borbón, uno de los trechos costeros más espectaculares de Italia y mucho sol.
Para abrir boca, nada como tres días en Nápoles, haciendo una excursión a Caserta para visitar el palacio real más grande de Italia, y el cuarto día ya se pone rumbo a la Costa Amalfitana. Después de dos días en Positano, se reserva otro para Amalfi y Ravello de camino a Salerno. La séptima jornada se dedica a los templos de Paestum, Patrimonio de la Humanidad, y se atraviesa el Parco Nazionale del Cilento e Vallo di Diano, que da paso a Maratea, una verdadera joya junto al mar en la que se pernocta dos noches. La ruta continúa con un almuerzo en Tropea –una de las localidades costeras más bonitas de Calabria– de camino a Villa San Giovanni. Aquí se toma el ferri a Sicilia para pasar tres noches en Taormina, antigua capital bizantina de la isla y sede del anfiteatro griego más espectacular del mundo. El 13er día se llega a Catania, una ciudad con ruinas antiguas, edificios barrocos y varios mercados.