Un magnífico itinerario desde los lagos y las prósperas ciudades del norte hasta los mares y pueblos del sur que permite conocer la increíble diversidad natural y cultural de Italia.
No existe un punto de partida con más clase que Milán. Los dos primeros días se reservan para dar una vuelta por las tiendas, comer en sus estupendos restaurantes y disfrutar de un espectáculo en La Scala. Al tercer día se continúa hacia el lago de Como para alojarse en la propia Como o Bellagio y pasar dos jornadas románticas entre mansiones y pueblos sublimes. Por si el glamur hollywoodiense no basta para impresionar al viajero, el quinto día se pone rumbo a Venecia. Tras tres jornadas entre Tizianos y Tintorettos, talleres de artesanía y bacari (bares venecianos), la ruta conduce a Florencia, donde aguardan otros tres días de arte y se le debe hincar el diente a la mítica bistecca alla fiorentina (chuleta a la florentina). Como la gula es pecado, la 11ª etapa se peregrina a la basílica gótica de Asís, con varios frescos de Giotto. El 13er día se llega a Roma, que concentra dos milenios de historia en sus templos, iglesias, plazas y maravillas artísticas.
La 17ª jornada comienza con el viaje a Nápoles, que sorprende con una explosión de arquitectura barroca y ruinas subterráneas. Pompeya espera dos días después, y luego se continúa hasta Capri, un remanso de paz perfecto para navegar, disfrutar de paisajes bucólicos y refrescarse en cualquier plaza. En temporada alta, merece la pena tomar el ferri y pernoctar en Sorrento, puerta de entrada a la bella Costa Amalfitana. Conviene reservar dos días para ver Positano, donde se puede recorrer el Sentiero degli Dei (sendero de los dioses). La 26ª jornada se dedica a la histórica localidad de Amalfi antes de proseguir hacia Ravello, retiro de compositores y estrellas de Hollywood. Tras saborear su discreta elegancia por la noche, a la mañana siguiente se aconseja un paseo por sus románticos jardines; los bares de Salerno aguardan por la noche. El 28º día conviene levantarse temprano y poner rumbo a Matera, en el interior, para contemplar sus sassi (casas cueva) Patrimonio de la Humanidad y la espectacular Gravina de Matera. La aventura concluye en Lecce, la “Florencia del sur”.