Los prósperos sectores del diseño y la música en Finlandia dotan sus ciudades de un sabor contemporáneo. Unos días en Helsinki permitirán conocer el Museo del Diseño y recorrer los pequeños estudios y tiendas de Punavuori, así como ver qué hay en los centros culturales de Kaapelitehdas y Korjaamo y visitar Kiasma.
Después se toma el ferri hasta Tallin, la capital de Estonia. La arquitectura tradicional de la Ciudad Vieja se une a la energía creativa postsoviética de un modo intrigante. De vuelta a Helsinki, conviene ir a Tampere, un modelo de regeneración posindustrial. Tras llenarse de las vibraciones bohemias de la ciudad y su paisaje lacustre, se baja a Iittala para ver la cuna de algunas de las marcas de diseño más famosas de Finlandia.
Hacia el suroeste, la majestuosa Turku bulle de actividad, sea por el festival Ruisrock o la última exposición de Ars Nova, el centro de arte contemporáneo que acoge la Turku Biennaali. Se regresa a Helsinki por la costa. Si quedan ganas de más, se puede gestionar el visado y visitar San Petersburgo, accesible en tren.