Con solo un día, no habrá que andarse con contemplaciones. Se empieza en Sultanahmet con tres iconos de Estambul: la Mezquita Azul, Santa Sofía y la Cisterna Basílica. Se almuerza como los tenderos del barrio: con unos hazır yemek (platos preparados) tradicionales en Erol Lokantası o Sefa Restaurant.
Subiendo por Yerebatan y Nuruosmaniye Caddesis se llega al Gran Bazar, donde se puede comprar, regatear y tomar té, todo ello antes de abordar el circuito a pie y bajar por la calle que conecta el bazar con el ajetreado centro de transportes de Eminönü.
Para descubrir la vida nocturna de Beyoğlu, crúcese el puente Gálata. Se puede empezar en un bar de azotea, como el Mikla, y luego probar comida turca tradicional en Çukur Meyhane, Klemuri o Zübeyir Ocakbaşı. Si queda energía, hay bares y discotecas para trasnochar; los más populares están en el enclave de expatriados de Cihangir, en el límite oriental de la plaza Taksim, aunque el Babylon, en Asmalımescit, es una buena opción.